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Para conocer nuestras dehesas nada mejor que acercarse a Fuente la Zarza, en las proximidades de la ermita de la patrona de Hinojosa, la Virgen de la Antigua.

La presencia de miles de grullas durante los meses de invierno en las dehesas es uno de los acontecimientos naturales más notables del norte de la provincia de Córdoba. La elegancia y majestuosidad de esta ave migratoria, y la necesidad de preservar los espacios en los que habita regularmente durante cada invernada, llevaron a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía al establecimiento del Parque Periurbano de Fuente la Zarza en el año 2000.

Sólo el vuelo majestuoso de las grullas parece capaz de romper la espesa bruma que cada mañana envuelve la dehesa más occidental de la comarca de Los Pedroches. Los trompetazos que emiten al iniciar su vuelo alteran durante todo el día la quietud de unos bosques centenarios, y compiten con el balido de las ovejas merinas que se alimentan entre la fría escarcha del comienzo de la jornada.  No podría entenderse el invierno en localidades como Hinojosa del Duque, Belalcázar o Valsequillo sin la presencia de esta ave que fiel a su cita regresa cada año en los primeros días de noviembre para permanecer en la zona hasta finales de febrero.

Uno de los momentos más espectaculares se produce a la salida del sol, en ese instante empieza el revuelo en cada una de las bandadas de grullas. Abandonan los humedales donde han pasado la noche para encaminarse a las áreas de alimentación bajo las centenarias encinas de esta área del norte de la provincia de Córdoba. Esto ocurre cada mañana en parajes como la Lagunilla, en las áreas próximas al Guadamatilla o el embalse de la Colada.

Cada otoño, Los Pedroches se convierten en lugar de descanso y alimentación para miles de grullas procedentes del norte de Europa. Los rigores climatológicos de aquellas latitudes y los condicionantes que impone esta circunstancia en cuanto a sus hábitos provocan que estas aves emprendan vuelo hacia el sur, buscando las dehesas de Extremadura y el norte de Andalucía. Su presencia en estos parajes se ha convertido en uno de los atractivos naturales más importantes con los que cuentan estas regiones. Un atractivo que cada año provoca la llegada de un gran número de visitantes atraídos por el medio natural y que desean pasar unos días contemplando a este especie y conociendo de primera mano algunas de sus características más importantes.

Las rutas que utilizan en sus vuelos desde el norte de Europa están definidas por la localización de los lugares adecuados para realizar sus paradas intermedias en busca de sustento. Esos espacios siempre están asociados a cursos de agua, que son utilizados por estas aves como dormideros, como ocurre en nuestra comarca donde son empleados pequeños embalses. La  captura y radiomarcaje de grullas adultas y jóvenes en España, así como otro gran número de estudios de biólogos y especialista,  han podido establecer de manera preliminar que la grulla común retorna al mismo lugar de invernada cada año. Son zonas que nunca abandonan y que pasan de los animales adultos a los más jóvenes. En nuestra comarca su lugar de invernada aparece delimitado por el río Guadamatilla, por lo que es muy difícil encontrar individuos de esta especie en otros parajes de la zona. La abundancia y la antigüedad de la dehesas de la parte occidental de Los Pedroches explican este fenómeno, y sus áreas de concentración empleadas actualmente.

De esta forma, la carretera y los caminos que unen las localidades de Hinojosa del Duque, El Viso y Belalcázar son lugares ideales para contemplar a grandes bandadas de grullas alimentándose de las bellotas desprendidas de las encinas. Su porte y dimensiones sorprenden al observador, aunque sus hábitos y forma de comportarse aconsejan que se utilicen elementos como prismáticos para asegurar un mayor deleite. A primera hora de la mañana, y también a última hora de la tarde, es fácil contemplarlas en pleno vuelo formando grupos mientras emiten un sonido similar a un trompetazo. Suelen surcar el aire formando una “v” y pese a que lo hagan en algunas ocasiones a una gran altura es fácil contemplarlas e identificarlas. Es un pájaro tímido que huye al menor asomo de peligro, corriendo unos metros por el suelo con alas desplegadas antes de iniciar el vuelo y es también uno de los pájaros más ruidosos y sonoros que existen. Pérez Chiscano y Fernández Cruz (1971) en su exhaustivo estudio de las grullas invernantes en Extremadura dan un dato importante sobre la voz de estos pájaros: “si el bando pasa coronado y bajo, entonces se percibe claramente otro grito mucho más débil y totalmente distinto, una especie de piar que recuerda el canto de un gorrión. Este segundo grito lo emiten tanto los adultos como los jóvenes, detalle comprobado al reconocer edades en los bandos”.

La grulla común se alimenta fundamentalmente de materia vegetal, raíces de hierbas, ramillas tiernas y vegetación subacuática de las orillas de estanques y pantanos. También come pequeños y medianos moluscos y crustáceos. Cuando inicia la emigración otoñal y frecuenta campos de labor, devora infinidad de semillas de toda clase de plantas, pero en nuestra comarca su principal alimento son las bellotas. De mediados de noviembre a últimos de enero sus lugares preferidos para comer son los encinares, mejor los destinados a la «montanera» o ceba de cerdos en los que se varean las encinas para que caigan las bellotas al suelo. Los meses de febrero a marzo los pasan  principalmente en los cultivos de cereal o leguminosas (bajo las encinas igualmente) y posiblemente se alimentan de brotes tiernos y legumbres.

Los Pedroches se convierten de esta manera en un lugar ideal para conocer a las grullas. Un ave que cuando deje nuestra tierra marchará de nuevo al norte de Europa tras haberse convertido en la gran protagonista de la fauna de la comarca.

Junto a las grullas, otro importante número de especies utilizan esta área, especialmente protegida de todo tipo de agresiones, como espacio vital amparadas en las posibilidades alimenticias que les proporciona el encinar de la zona. Pero Fuente la Zarza, como Parque Periurbano, también mantiene una firme vocación de difusión de los valores naturales de los Pedroches. De esta forma, una parte de la superficie del parque está ocupada por observatorios para la contemplación de aves, tanto de carácter público, como destinados a la comunidad científica. Igualmente, en su interior se han habilitado áreas para esparcimiento y recreo que permiten adentrarse en el conocimiento del medio natural y la vida rural de Hinojosa del Duque y la comarca de Los Pedroches.

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